En Argentina Gabriel Yenaropulos rememora viejos tiempos.

«El 60% era de producción local»

En el anecdotario anterior hago referencia muy superficialmente a las producciones locales en vivo de los circuitos cerrados del interior del país.

Seguramente, en cada localidad donde se prestaban estos servicios de televisión han quedado en el recuerdo infinidad de hechos que darían para escribir un extenso y divertido libro. Sería de suma importancia conectarse con tantos pioneros para que nos hagan conocer su historia que enriquecería sustancialmente esta columna. Hasta que logremos ese objetivo, me limitaré a redactar los recuerdos que conozco por experiencia propia o los que me fueron contando distintos protagonistas con quienes habitualmente nos reuníamos en Cooprovisión.

Primero es menester ubicarse en los tiempos en que no existía el videotape. Las cámaras eran industriales y los sistemas de iluminación de factura doméstica. Por supuesto que, poco a poco, fuimos profesionalizándonos, adquiriendo elementos tecnológicos acordes con las producciones que ambiciosamente proyectábamos.

Para dar una idea más precisa de lo que hacíamos allá por l963/64, les cuento que sobre seis horas de programación, el 60 % era de producción local. ¿Qué tal? Y tengan en cuenta, vuelvo a recalcarlo, que se hacía todo en vivo. Si bien es cierto que la televisión actual es maravillosa por todas las posibilidades que nos ofrece, convengamos que con el advenimiento de los sistemas de registro de imágenes se perdió totalmente la frescura de este medio cuya mayor fortaleza siempre fue «lo vivo», lo directo, lo espontáneo. Reconozco también que, si no hubiera sido así, no habría lugar para esta columna, porque aquella televisión, que no tenía posibilidad de corregir, editar, compaginar y generar tantos efectos visuales, sí nos da motivo, por las propias limitaciones que existían, para contar no solamente graciosas anécdotas, sino también para apreciar la capacidad y el talento de los primeros hombres de la actividad. Ellos, sin experiencia ni escuela, dieron los primeros pasos con tanta responsabilidad y vocación que terminaron convirtiéndose en los primeros docentes en técnicas de manejo de cámaras, iluminación de estudios y todas las disciplinas que se involucran en este medio comunicacional.

Me fui por las ramas y se me acaba la página para contar sobre las primeras producciones locales, ya que voy escribiendo a medida que me acuerdo de cosas que también son dignas de ser contadas. De todos modos, como estoy convencido de que TVMAS se seguirá publicando toda la vida, tendré -si no me despiden- todo ese tiempo para seguir rescatando recuerdos.

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